Diferencias entre la didáctica ESTETRA y el arte-terapia
No se puede definir cualquier práctica de bienestar como una terapia, aunque este término hoy se ha extendido a muchas disciplinas que llevan a una mejoría de la persona. Éste es para nosotros un indicador de cómo se ve hoy a la sociedad y los individuos que hacen parte de ella. Se le ve enferma.
No nos sorprende que el término terapia utilizado impropiamente esconda un carácter monetario de la misma actividad.
A pesar de esta nuestra actitud desconfiada, reconocemos al arte-terapia múltiples valores, primero que nada el haber fundido los conocimientos psicológicos y de meditación con los conocimientos expresivos. La disciplina ESTETRA también se reconoce en estos puntos pero con notables diferencias de objetivos.
Nuestro objetivo principal es hacer coincidir la práctica artística con un crecimiento de nivel de conciencia. Obviamente, esto no puede suceder por una dependencia terapéutica (necesaria para aquellos que recurren a esta ayuda externa).
La acción de nuestros profesores no es absolutamente terapéutica. Nosotros no apuntamos a restablecer equilibrios psicofísicos que vienen de un "modelo de bienestar" al que los alumnos se deberían acercar.
Los criterios y el modelo de bienestar o equilibrio, no son dados por una visión teórica o por los indicadores que los profesores buscan en las actividades de los alumnos sino por el contrario: son los mismos alumnos que estructuran los propios objetivos y sacan de ellos los indicadores.
En todo el recorrido formativo nos limitamos a poner a disposición algunos instrumentos, el empleo de estos instrumentos y las metas a alcanzar están puestas por los alumnos. Se trata de un trabajo autogestionado y autorregulado, actitud muy diferente de la terapia.
Además, el bienestar de la persona no es un objetivo sino una consecuencia de la práctica artística que es el único y real objetivo. El hecho que para nosotros sea importante la coincidencia de una elevación espiritual con un crecimiento artístico no significa que se pueda conseguir con prácticas de bienestar. Si así fuera se vincularía la expresión artística al bienestar, mientras en cambio la historia nos demuestra que el arte no está atado a este parámetro. Es más, durante siglos se ha creado otro interesante binomio completamente infundado: que para hacer arte es necesario sufrir.
La unión entre sufrimiento, felicidad y práctica artística no reside en la disciplina expresiva, sino en la dimensión existencial del ser humano. Cualquier ser humano se activa para alcanzar lo que cree y experimenta lo hará feliz y huye de lo que cree y experimenta como dolor y sufrimiento. Este mecanismo de la conciencia es una condición estructural, diremos biológica y psicológica, de la cual ninguna persona está excluida.
El recorrido de superación de las contradicciones que generan sufrimiento que les ofrecemos a nuestros alumnos no es un objetivo sino un medio para liberar la energía vital que de otro modo quedaría atascada. Pero también es cierto que si nosotros pusiéramos este recorrido como condición para el quehacer artístico, por ejemplo, estar un año en terapia antes de inscribirse a nuestros cursos o seminarios, se perdería el sentido de nuestra escuela.
Efectivamente nuestra experiencia nos ha llevado a constatar dificultades de aprendizaje que pueden ser extendidas a cualquier disciplina y no sólo a la artística: si una persona sufre, su capacidad de comprender, asimilar y elaborar disminuye enormemente. Se trata de una "estupidez" adquirida en un ambiante de violencia que lleva a la represión y a la degradación del propio valor y unicidad. Trabajar con instrumentos psicológicos, meditativos, comunicativos etc. ha sido necesario para conseguir grandes resultados en la esfera artística. Una persona con ansiedad, con tiene miedo, que no se considera, que no logra a concentrarse y memorizar es menoscabada para cualquiera práctica que quisiera afrontar.
Muchos de los bloqueos creativos, muchos de los miedos expresivos tienen su raíz en esta violencia que del entorno social se ha trasladado internamente a personas muy jóvenes, comprometiendo un desarrollo libre y equilibrado.
Por consiguiente hemos experimentado en estos años, que un alumno más libre y consciente consigue mayores resultados. Por lo tanto, hemos puesto en relación los bloqueos internos con las actividades artísticas descubriendo con gran satisfacción que el desarrollo artístico lleva a una liberación. Por eso, todos nuestros ejercicios de liberación no son psicológicos sino artísticos con la óptica psicológica además de estética. Más adelante, esto nos ha permitido de ocuparnos del aspecto más sutil y profundo, el espiritual, que liberado de las opresiones se revela con toda su luz y su transcendencia.
Hemos descubierto que la práctica artística es una de las más potentes disciplinas de liberación del ser humano, creada y desarrollada desde hace más de 40 mil años. ¿Entonces, por qué doblegarla a la psicología, nacida en el 1800, o a la filosofía nacida hace 3000 años, que son prácticas mucho más recientes y -en nuestra opinión- menos eficaces para la elevación espiritual?
En la disciplina artística encontramos de manera innata la posibilidad de elevarnos espiritualmente, aunque de esto hayamos perdido los conocimientos. Creemos que sea un instrumento para conseguir una comunicación con los espacios profundos mucho más potente que la psicología, mucho más potente que la filosofía o que otras disciplinas que utilizamos en nuestro recorrido de formación. Pero también es cierto que gracias a estas disciplinas hemos comprendido más a fondo algunos de los misteriosos mecanismos que basan la práctica pictórica y del dibujo, que compartimos y transmitimos a nuestros alumnos.
Para nosotros el bienestar de la persona no es ni una consecuencia ni una premisa para el arte trascendental, pero es un factor estructural indivisible.
>>> Anexos
Fundamentos de la Didáctica del Arte Trascendental
Diferencias entre la didáctica ESTETRA y el arte-terapia